Que la historia está plagada de “inventos” extraños es normal, solo hay que bucear un poco en los libros de historia o en la Wikipedia para poder encontrar artefactos inimaginables para la época en que fueron concebidos, lo que se podría llamar “tecnología antigua”. Si hay uno de estos artilugios que ha llamado la atención de la comunidad científica de medio mundo no es otro que “El mecanismo de Anticitera”, que fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, se cree data del 37 antes de Cristo.
Sus engranajes componen el artefacto primitivo más fascinante de la antigüedad. Numerosos estudios han llegado a la conclusión de que se trataba de una sofisticada calculadora astronómica para predecir las posiciones de los astros. Nuevas investigaciones han fijado la fecha de su fabricación entre el 150 y el 100 a. C., antes incluso de los que se creía. Un estudio más reciente plantea la posibilidad de que se tratara de un calendario mecánico que permitía fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos.
Investigaciones (Wikipedia)
Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI.
De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price , el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más “inteligente”.
Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo también epicíclico derivado de Apolonio de Perga.
No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado más que respetable de certeza, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.
Via | geekandtech
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