El periódico denunció que Facebook y otras aplicaciones obtienen datos tales como “la ubicación del usuario, los números de teléfono de sus contactos y su historial de Internet” y “a menudo los transmiten a otras compañías, incluidos anunciantes”.
La mayoría de veces los propios usuarios –conscientemente o no– autorizan a las ‘apps’ a hacer esas cosas. Pero la novedad en este caso según el diario era que, la red social admitió que leía los SMS de sus usuarios “como parte de una prueba para lanzar su propio servicio de mensajería”.
Facebook que meses atrás protagonizó otras noticias relacionadas con la privacidad de los usuarios y ciertas licencias a los desarrolladores de aplicaciones respondió a las acusaciones a través de un vocero, quien aseguró a ZDNet que la red social “no lee los mensajes de texto de los usuarios” y que la nota del ‘Times’ está “completamente equivocada”.
Luego, Iain Mackenzie, jefe de comunicaciones para Europa de Facebook, calificó en una nota la noticia como “sensacionalista” y dijo que era “un intento ridículo de cocinar una historia”. Mackenzie aceptó que la red social “actualmente está haciendo una prueba limitada de funciones móviles que se integran con funcionalidades de SMS”.
Sin embargo, agregó lo siguiente:
La funcionalidad “no está actualmente implementada para la mayoría de los usuarios de la aplicación móvil”. Esto a pesar de que, desde una versión anterior de la ‘app’, Facebook les pide autorización a los usuarios para hacerlo.
Cuando se decida implementar masivamente la funcionalidad, dice Mackenzie, la red “se asegurará de que esté acompañada de materiales apropiados de guía y educación”.
Las aclaraciones de Mackenzie generan varias preguntas. ¿Por qué pide Facebook permiso para hacer una cosa que no hace? ¿Para qué quiere Facebook acceso a los mensajes de texto de los usuarios? ¿Hay garantías de que el manejo de esos datos está siendo hecho de forma correcta?
Mientras tanto, las polémicas sobre la información privada que obtienen y almacenan las aplicaciones móviles siguen escalando, y los términos en los cuales se acepta que los sitios, ‘apps’ y servicios en línea ‘espíen’ al usuario siguen sin estar claras.
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